Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com Al Andalus: Jerez de la Frontera, parada y fonda

Crónicas viajeras:  Noticia de actualidad


El tren no se ha movido, pero sus viajeros han empleado el día en Jerez y Doñana

Quinto día del viaje del Al Andalus en tierras béticas. Hoy el tren no se ha movido de la vía 3 de la terminal jerezana. El tren ha cubierto algunas operaciones técnicas y los viajeros han empleado el día visitando bodegas, exhibiciones ecuestres y acercándose al Parque Nacional de Doñana.Ver video sobre la composión de los coches de servicio del tren.


(20/04/2012) Como cada mañana, la campanilla recorrió el pasillo de los coches camas despertando a los viajeros del Al Andalus a las ocho. Esto pasaba en la vía 3, la más alejada del edificio de viajeros. Las otras cuatro vías de la estación bullían de gente, tanto de los cercanías hacia Cádiz, que salen cada media hora como de los numerosos trenes de media y larga distancia que visitan la estación. Todo el material es eléctrico con lo cual es una tranquila terminal para que el tren pase allí un par de noches. 

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 Estación de Jerez

El grupo desembarca en la playa procedente del
Parque Nacional de Doñana


Tras el desayuno a bordo, los viajeros inician ruta acercándose a visitar la bodega Gonzáles Byass, una de las más importantes de esta ciudad, que cuenta con otras pocas instalaciones bodegueras en su casco. Esta visita, que termina con la pertinente cata de alguno de los caldos producidos en sus barricas, se enlaza con otro de los atractivos para el turista que recala en Jerez: los caballos.

La máxima referencia del arte ecuestre tiene asiento en esta ciudad. Se trata la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, donde cientos de personas se congregan cada día en un recinto especialmente preparado para disfrutar de un espectáculo que según los expertos, no tiene parangón. La exhibición, en la cual los jinetes portan una vestimenta de época, consta de exhibiciones de doma clásica y vaquera, de enganches, de “trabajos en mano” (con el jinete desmontado) y el “carrusel”, con ocho caballos efectuando filigranas sobre el albero.
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Grupo de baile flamenco cerrando la última noche de fiesta a bordo del tren

Tras la actividad equina, el autobús del Al Andalus enfila hacia Sanlúcar de Barrameda, donde tras comer en un célebre restaurante en la playa, los viajeros suben al buque Los Cristóbal.

El navío es un barco para turistas que remonta un corto tramo del Guadalquivir, compartiendo río con los pesados cargueros que remontan este tramo navegable hasta Sevilla.

El barco accede hasta el antiguo poblado de La Plancha, una aldea de antiguos trabajadores que vivían en lo que hoy es el Parque Nacional de Doñana. La aldea ha sido recuperada por el parque con la original conformación de las viviendas, hechas con ramas y matorral, en un sencillo centro de interpretación que explica cómo era el modo de vida en este lugar.

Tras la visita, el barco retorna a los viajeros del Al Andalus hasta la playa de Sanlúcar donde, dado que el embarcadero estaba ocupado por otro barco turístico, el pasaje debió bajar como en las lanchas de desembarco, con una pasarela que dejaba directamente en la arena de la playa. El autobús llevó directamente a los viajeros de nuevo al tren, con un tiempo libre antes de la cena a bordo, tras la que se pudo disfrutar de un espectáculo musical enel tren. Esta actividad es la primera vez que se hizo en este viaje de pruebas, pero el viaje real plantea varias actuaciones musicales a lo largo de la ruta.

Por su parte, los quince coches del tren pasaron un día tranquilo en su vía, con las labores de mantenimiento propias, el llenado de los depósitos de agua y con la resituación en cabeza de la locomotora que había salido en cola de Cádiz, para ya iniciar al día siguiente el último tramo del viaje hasta Sevilla.

La logística del tren

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El suministro de productos frescos a la cocina es un tema que requiere el apoyo del comercio local

Esta miniciudad rodante que es El Al Andalus tiene que ir dando respuestas a problemas de la cotidianeidad de los viajeros y del tren. Algunos temas ya fueron apuntados en la anterior crónica, pero ahora presentaremos con más detalle otros. Así hay cosas extremadamente sencillas pero agradables para el viajero. Al sentarse en el restaurante cada mañana hay prensa del día, que un técnico del tren, el mismo que todos los días hace sonar su campanilla de punta a cabo de todos los coches cama, ha ido a buscar a primera hora en un quiosco local. Esta no es la única demanda que se cubre en las zonas atravesadas por el tren. Aunque los furgones y neveras del tren carguen en Sevilla la mayor parte de los alimentos y condimentos, lo cierto es que el equipo de cocina ha buscado en todas las zonas recorridas por el tren unos proveedores de productos frescos de calidad con los cuales dotar la mesa los días que se come o cena en el tren. En total se come dos días y se cena otros dos.

Por oro lado hay una oferta que también se va a incluir en próximos viajes y que implica a la oferta local: la lavandería. El tren no dispone de este servicio, lleva suficiente dotación para cubrir la demanda del tren en la semana (sábanas, toallas, manteles y servilletas), pero si algún viajero, como en los buenos hoteles, precisara servicio de lavandería, se han barajado negocios localizados a lo largo de la ruta para atender en el día estas demandas.

También hay que recurrir a la zona, al menos en un día a lo largo del viaje, para una cuestión crucial: evacuar los depósitos de fecales. Éstos van en los bajos de cada coche. Se ha estimado que Granada es el lugar que por instalaciones y día del viaje en el periplo es el lugar indicado. Para ello se ha concertado con una empresa local que, con un camión cisterna con bomba de vacío, se acopla a cada uno de los depósitos y,asépticamente, sin olores, los vacía y los deja listos para completar el resto del viaje. Al llegar a Sevilla las instalaciones de Integria cuentan con tomas para vaciar de nuevo estos depósitos y dejar el tren dispuesto para el resto. Los sanitarios del tren funcionan con el ya clásico sistema de vacío habitual en cualquier operador ferroviario. Este sistema toma el aire del circuito del tren alimentado por la locomotora, pero el tren cuenta con dos compresores, uno en cada furgón, que pueden ayudar a ello si fuera posible, además de alimentar necesidades del tren como el frenado.

El agua se rellena cada día. Para que los viajeros dispongan de agua a bordo, los depósitos de agua de cada techo de coche cuentan con sendas bombas: una para el agua caliente y otra para la fría. La bomba del agua fría se activa a demanda, cuando el viajero hace uso de ella. En cambio la de caliente está continuamente en marcha. Esto obedece a que la resistencias que caldean el agua están en un punto del depósito, y para que todo el agua esté caliente de manera homogénea, y que un viajero no tenga que tirar mucha agua esperando la caliente, las bombas lo mantienen en continua recirculación.