Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com Al Andalus en el corazón del renacimiento y el aceite jienenses

Crónicas viajeras:  Noticia de actualidad


Segundo día de viaje entre Córdoba y Granada, con escala en Linares

El Al Andalus cursó ayer lunes su segundo día de viaje, con origen en la estación de Córdoba y meta en la estación de la capital granadina. Pero la parte fuerte turística del viaje tuvo su arranque en la estación de Linares-Baeza, desde donde los viajeros pudieron acercarse a los conjuntos monumentales renacentistas de las ciudades de Baeza y Úbeda, haciendo escala en el singular Museo del Aceite de Oliva


Al Andalus en el corazón del renacimiento y el aceite jienenses
 
El tren recién llegado a la estación de Linares Baeza
 
 

(17/04/2012) El segundo día del periplo ferroviario andaluz de este convoy de Feve arrancó bien temprano en la estación califal. En este recinto, que sólo veía su paz nocturna fugazmente alterada por el paso de algunos trenes mercantes, el amanecer lo puso la megafonía de la estación, que como un vago eco entre sueños anunciaba la salida y llegada de trenes de alta velocidad, regionales o cercanías hacia el campus de Rabanales. Pero quien marcó el despertar para los viajeros fue el “campanillero”, un operario del tren que campanilla en mano recorre toda la composición de coches cama a las ocho para despertar a los viajeros. A las 8:10 el tren arrancó con calma y era la hora de la ducha a bordo y de acercarse luego a los coches restaurantes, donde a partir de las nueve ya estaba dispuesto un abundante desayuno buffet.

El tren discurría hacia Linares, por un tramo bien asentado y con pocas curvas, que permitía disfrutar del paisaje recién amanecido de campos de labor del Valle del Guadalquivir. Todo el tramo era de vía única, lo cual forzó al tren a efectuar una breve parada técnica para facilitar el cruce con un tren de Media Distancia Renfe.

A las 10 el tren llegó a la estación de Linares-Baeza donde se iniciaba la segunda parte del viaje. Aquí la pareja de locomotoras debería invertir posición para llevar el tren hacia Granada, pero tendría tiempo para hacerlo, ya que todo el pasaje abandonó el tren para iniciar una completa visita al mar de olivos que tapiza la Loma de Úbeda y las dos ciudades monumentales.

 

Degustación de aceites en el Museo del Aceite

Renacimiento y cultura del aceite

Un magnífico guía local, curiosamente italiano, pilotó al grupo durante una larga excursión que tuvo tres hitos. En primer lugar la visita al Museo del Aceite, en Puente del Obispo. Una antigua factoría olivarera ha sido reconvertida en centro de interpretación del aceite, explicando básicamente los métodos tradicionales para obtener ese caldo que fundamenta la economía de esta provincia.

Una degustación de diversas variedades de aceite despide al viajero que, de nuevo en bus, asciende hasta la cima de la Loma donde se asienta la monumental Baeza. El paseo por un casco, a medio camino entre la edad media y el renacimiento, trufado con abundantes ecos machadianos, da paso a otro cortísimo viaje a la vecina villa de Úbeda. Lo primero es reponer fuerzas en el parador local. Tras ésto, la tarde se emplea en una completa visita a esta joya renacentista jienense, marcada por la huella del arquitecto Juan Vandelvira, que en el siglo XVI colmó la ciudad de espectaculares edificios tanto religiosos como civiles.

A las ocho todo el pasaje ya estaba de nuevo a bordo del Al Andalus, que retomó su marcha hacia hacia Linares. El recorrido fue todo un espectáculo paisajístico: a la derecha de la marcha la puesta de sol desgranaba bellísimas estampas mientras que en el lado contrario del tren las perspectivas de las cumbres nevadas componían un bellísimo fondo. Las rampas son duras en este tramo y las dos 1900 tenían que emplearse a fondo en las cerradas curvas de la zona de Larva. Es un tramo que en lo ferroviario permitía disfrutar de parajes singulares, como cerradas curvas y el paso por el espectacular viaducto del Salado o el Puente del Hacho.

A las nueve de la noche fue servida la cena a bordo de los coches restaurantes, con nuevas delicias de la cocina de Ramón Celorio y, tras otra larga parada por un cruce con un Talgo, el tren llegó a la tranquila estación de Granada, donde fueron desacopladas las locomotoras y el coche pub inició su actividad hasta largas horas.

Los coches salón

 

 

Uno de los coches restaurantes en el momeno del desayuno
Continuando con la presentación del tren, la siguiente escala son los coches salón. Son cuatro coches de bogies que en si mismos son auténticas joyas ferroviarias de los años veinte: dos coches-restaurante, Alhambra y Gibralfaro; un coche-bar, Giralda; y un coche-salón de té y recepción, Medina Azahara.

Cuando Feve decidió emprender la aventura del Al Andalus, lo primero era rehabilitar un tren con veintisiete años de historia a cuestas. Estos cuatro coches ya formaban parte de la composición de Renfe, y presentaban un cierto nivel de deterioro, por el simple paso del tiempo y el uso, y tras valorar diversas opciones, Feve decidió encomendar a varias empresas su rehabilitación, intentando conservar lo más posible de los elementos originales del tren, de gran belleza.

Los trabajos se llevaron a cabo en Andalucía, tanto en los talleres de Renfe de Sevilla como los de Málaga, por empresas como Fenit Rail o la misma Integria. A ésta última le fueron encomendadas, además de la pintura del tren, la parte más ferroviaria de la operación, ya que los coches debían superar la preceptiva revisión general tipo “R”, la de mayor empaque, lo cual implicaba retorneados, revisión y sustitución de elementos de la rodadura, suspensión, ganchos y topes, frenos…. 

Otro coche restaurante dispuesto para la cena
En lo concerniente al interiorismo, fue muy revisado el coche Medina Azahara, la auténtica recepción del tren, que fue aliviado de mobiliario y compartimentaciones. También fue aligerado de muebles el coche pub Giralda, mientras que los dos coches restaurantes mantuvieron una presencia muy similar a su estado original.

Un grupo de carpinteros y restauradores saneó todas las planchas de madera, sus complejas marqueterías, dejando todo el conjunto con una presencia impecable. También fueron renovados todos los equipos de climatización, especialmente importantes para el confort del viajero en época estival, así como renovando y homogeneizando toda la instalación eléctrica, que presentaba conformaciones diferentes, sin olvidar temas como la megafonía de todo el tren o la especialmente festiva del coche pub.

Estos cuatro coches son el espacio común del tren, donde los viajeros, además de comer, tienen ocasión de disfrutar del bar y la cafetería y de un espacio de relax como el que hay en el coche Medina Azahara que, además, cuenta con ordenador y conexión wifi para uso libre por los viajeros del tren.

Viajeros en el coche pub
Momentos de charla en el coche Medina Azahara