Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com Polémica en Reino Unido por la aprobación de su segunda línea de alta velocidad

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La línea se llama HS2 y unirá Londres con Birmingham en 2026

El gobierno británico dio ayer martes luz verde a un polémico proyecto para construir una línea de tren alta velocidad entre Londres y el norte del país, que tendrá un coste estimado de 39.000 millones de euros. Reducirá el tiempo de viaje entre Birmingham a Londres a la mitad (de una hora y veintiocho minutos a 45 minutos) pero sus detractores lo consideran un dispendio que amenaza además el medio ambiente.


Polémica en Reino Unido por la aprobación de su segunda línea de alta velocidad
 
 
 

(11/01/2012) El gobierno británico aprobó ayer la segunda línea de alta velocidad del país que unirá Londres con Birmingham, la segunda ciudad inglesa, en 2026. Aunque Londres lleva años de agrio debate entre detractores y partidarios la jornada de ayer era importante para conocer el sentir de la patria que vio nacer el ferrocarril, hacia la implantación de trenes de alta velocidad.

Si el tren se llama HS2 (High Speed 2) es porque ya existe en el país un HS1, o sea, el tren bajo el Canal de la Mancha que une Londres con París. Pero HS2 tiene unas connotaciones más profundas para el pueblo británico porque este será el primer convoy veloz que invada de lleno su territorio. El Eurostar tiene un recorrido cortísimo en tierra inglesa desde Londres hasta Ashford, donde desaparece de la vista de los británicos para hundirse bajo en el mar.

La línea que ayer se aprobó nace con la idea de cruzar todo el país, de Londres hasta el norte. Primero hasta Birmingham, donde está previsto que llegue en 2026 y desde allí, en una bifurcación en forma de Y, un ramal enlazará con Leeds y otro con Manchester en 2033. Su destino final será Escocia, aunque no hay fecha para este último destino.

La aprobación de ayer volvió a desatar el enfado de sus opositores, que están considerando seriamente tomar acciones legales para que no se llegue a construir. El proyecto debe ser todavía aprobado por el Parlamento, controlado por la coalición gubernamental de conservadores y liberaldemócratas aunque no se prevé que haya votación hasta 2013 ó 2014. Si que se espera que la votación de un resultado favorable pues el partido Laborista, que ahora está en la oposición, fue el propulsor de la idea cuando estaba en el gobierno.

Más de setenta grupos se han opuesto al HS2. La organización Stop HS2 argumenta que el norte de Inglaterra y el territorio denominado Midlands perderán frente a Londres, en vez de ganar. Califican al proyecto de “elefante blanco”, una expresión que en inglés se refiere a un dispendio innecesario.

Los ecologistas aseguran que romperá la belleza de algunos de los paisajes más bellos y pintorescos del país. Ocho municipios de la ruta se han manifestado en contra pues argumentan que el contribuyente no se puede permitir pagar esa cifra.

“No hay motivos empresariales ni, ni ecológicos ni hay dinero para pensar en proceder con el proyecto. Podríamos beneficiar a mucha más gente mucho más rápido y por menos dinero invirtiendo en la infraestructura actual ”, aseguró ayer el Portavoz Stop HS2, Joe Rukin.

Para sus partidarios, ayer fue un día de celebración. “He decidido que Gran Bretaña debe embarcarse en el proyecto de infraestructura de transporte más importante desde la construcción de las autopistas”, anunció ayer la ministra de Transportes, Justine Greening, quien subrayó al compromiso del gobierno de preparar el terreno para “un crecimiento económico sostenido a largo plazo”.

El gobierno argumenta que la nueva red generará beneficios de hasta quinientos millones de euros e ingresos de hasta 53.300 millones de euros por la venta de billetes en un periodo de sesenta años. Además asegura que creará 40.000 empleos sólo en su primer tramo.

Grupos como Campaña por el Ferrocarril de Alta Velocidad aseguran que será un catalizador del crecimiento de la economía y puede ayudar a equilibrar la economía entre el norte y el sur.

Para tranquilizar a los detractores, anunció varios kilómetros de túneles adicionales en la conexión Londres-Birmingham, que reducirá a sólo 49 minutos el trayecto de casi una hora y media actual.

“Los cambios significan que más de la mitad de la ruta estará ahora atenuada por túneles o zanjas y también habrá una reducción del impacto en la población y las comunidades, en los bosques y los sitios declarados de patrimonio cultural”, agregó la ministra.