Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com En octubre se celebra el 150º aniversario de Georg Knorr, innovador del frenado ferroviarrio

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El museo de Tecnología de Berlín rinde homenaje al pionero y empresario

Este mes se celebra el 150º aniversario del nacimiento de George Knorr, uno de los pioneros en materia de frenos de ferrocarril. Sin sus inventos, la deceleración de los trenes, que llegó a ser más rápida y segura a medida que pasaba el tiempo, y el nacimiento de la nueva era que los ferrocarriles desencadenaron en la segunda mitad del siglo XIX, no habrían sido posible. Las innovaciones de Knorr en el campo de los frenos neumáticos, su determinación y la visión tecnológica con la que dirigió su empresa en tiempos turbulentos sentaron las bases de la actual Knorr-Bremse.


En octubre se celebra el 150º aniversario de Georg Knorr, innovador del frenado ferroviarrio
 
 
 

(22/10/2009) En honor de Georg Knorr, el museo de Tecnología de Berlín ha inaugurado una exposición en la que se ilustrará el desarrollo histórico de los frenos de ferrocarril, basados en los productos de la empresa Knorr-Bremse. Además, el museo ha instalado un busto del inventor.

Knorr-Bremse es hoy el principal fabricante de frenos para ferrocarril y vehículos de transporte de carretera del mundo. Durante más de cien años, la compañía ha liderado el desarrollo, la producción y comercialización de sistemas de frenado innovadores. La empresa fabrica también sistemas automáticos de puertas y sistemas de aire acondicionado para vehículos ferroviarios. En 2008, el grupo facturó 3.338 millones de euros y emplea aproximadamente a 15.000 personas.

Visión de futuro

Georg Knorr, nacido en Ruda, cerca de Löbau, en Prusia, el 19 de octubre de 1859, hijo de un terrateniente, ingresó en la compañía Carpenter & Schulze, con sede en Berlín, en 1884. Un año antes, los Ferrocarriles Prusianos habían encargado a esta empresa el suministro de un sistema de frenado neumático para sus trenes de viajeros.

En 1893, sin embargo, los empleados de Knorr atravesaban serias dificultades económicas: las autoridades ferroviarias habían decidido no renovar el contrato a diez años, y habían optado en su lugar por los frenos de Westinghouse.

El fundador de la empresa, el norteamericano Jesse Carpenter, se rindió y regresó a los Estados Unidos. Georg Knorr, sin embargo, mantuvo su idea con empeño. Veía claramente que los ferrocarriles estaban inmersos en un proceso paulatino de apertura y movilidad, y percibía que lejos de transformar únicamente la vida de las personas, revolucionarían también los sectores industriales y comerciales.

Repuestos y accesorios

Tanta era su fe en el ferrocarril que decidió invertir su fortuna personal, se hizo cargo de la compañía y la rebautizó con el nombre de “Carpenter & Schuze, propietario, G. Knorr”. Knorr reestructuró la producción y en lugar de fabricar sistemas de frenado completos, empezó a diseñar acoplamientos de freno y frenos de socorro, y a suministrar a las compañías ferroviarias repuestos y accesorios.

Como la empresa estaba todavía por debajo de su nivel de producción, comenzó a fabricar máquinas de bombeo y gasolina. Esto le permitió capear la crisis y poder llevar una vida digna. Al mismo tiempo, Knorr continuó desarrollando sus dotes inventivas y desarrolló una nueva válvula de control, el componente clave de los frenos neumáticos.

Frenado rápido

El gran avance se produjo cuando diseñó un sistema de frenado rápido, de distribución con excéntrica, que combinaba varios aspectos de sus anteriores desarrollos: su diseño garantizaba una mayor fiabilidad y distancias de frenado más cortas y, sobre todo, un proceso de frenado más suave.

Por primera vez, un freno demostraba en pruebas su capacidad para detener trenes de doscientos ejes en llano y de 150 en pendiente, de forma segura y fiable. Además, Knorr tomó las medidas necesarias para asegurarse de que el nuevo freno era compatible con el de Westinghouse, y ambos podían ir en el mismo tren. Gracias a tu tesón, Knorr consiguió que los Ferrocarriles Prusianos adoptaran su freno rápido para sus trenes de viajeros.

Pese a todo, Knorr no pudo ver la llegada del freno continuo, otro innovador invento de su compañía. En 1910, debido a su enfermedad, delegó la dirección comercial de la empresa en Philipp Vielmetter. Knorr murió de tuberculosis en Davos (Suiza) con tan sólo 51 años.