(16/09/2015) La flota de SNCF incorpora en la actualidad tres modelos de drones, diez aparatos en total. El equipo dedicado al cuidado y manejo de estos drones ha pasado de tres personas en 2012, año en que la compañía ferroviaria comenzó a probar los drones, a quince en la actualidad.

Los drones se utilizan hoy en día en el terreno del mantenimiento de vías y de la seguridad. Por ejemplo, en la inspección de paredes rocosas, a fin de evaluar el riesgo de desprendimientos sobre la vía. El dron no compromete la seguridad del personal y no perturba la circulación ferroviaria. De aquí a finales de año, los drones visitarán cerca de treinta puntos en las regiones de Aquitania, Auvernia, Midi-Pirineos y Ródano-Alpes.

Inspección de vegetación

También inspeccionan la vegetación para comprobar si puede haber riesgo para la seguridad de la circulación. La precisión de las imágenes captadas por los drones permite establecer las prioridades de las zonas con riesgo e identificar los medios necesarios para la intervención. De aquí a finales de año, en concreto, se inspeccionarán doscientos kilómetros del eje Dijon-Lyon.

Los drones también son muy apreciados en el control de techumbres y estructuras de estaciones. La utilización de drones reduce el tiempo de intervención y proporciona información más completa, con fotos incluidas. Así, por ejemplo, se ha sobrevolado el tejado de la estación de Lyon-Part-Dieu, y se hará lo mismo con en la estación de Lille-Flandres, que se inspeccionará en noviembre. Antes de fin de año se inspeccionarán también otras estaciones.

Vigilancia de 30.000 kilómetros de vías

Los drones desarrollan también una tarea fundamental en la seguridad ferroviaria, con la vigilancia de 30.000 kilómetros de vías que constituyen la red. Se utilizan sobre todo para prevenir la presencia de personas en las vías y evitar el robo de metales. En julio y agosto, los drones han sobrevolado durante seis noches el empalme de Coubert y las vías en Sologne. A lo largo de este mes, se vigilarán unas obras situadas en Béziers.

En cuanto al autogiro que emplea SNCF, ha servido para mantener bajo control el último tramo de la línea de alta velocidad Este durante los diez días previos a su puesta en tensión, gracias a lo cual el riesgo de robo de metales ha sido prácticamente inexistente.