Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com El Museo del Ferrocarril de Asturias lleva a sus vías la locomotora 277-047

Material:  Noticia de actualidad


Una espectacular operación de transporte da paso al proceso de su recuperación

El pasado tres de junio una potente grúa sacó de las vías de la antigua estación de Gijón-Jovellanos a la locomotora 277-047. Cedida al Museo del Ferrocarril de Asturias, en Gijón, se convierte en la locomotora más grande de su colección y el ejemplo de la más relevante máquina de la tracción eléctrica en Asturias desde mediados de los 50 hasta los años 80. Inmediatamente se iniciarán los trabajos de rehabilitación estética por parte del museo.


El Museo del Ferrocarril de Asturias lleva a sus vías la locomotora 277-047
 
La locomotora circulando por las calles de Gijón camino del Museo del Ferrocarril. Fotos Javier Fernández
 
 

(07/06/2011) La espectacular operación de levante de las vías de Jovellanos de la locomotora de Renfe 7747, uno de los pocos ejemplares de la serie 7700 supervivientes, ha sido la primera fase de la recuperación estética de la máquina para su integración en la colección del museo del ferrocarril gijonés. El inicio de las operaciones de derribo de la estacíón de Gijón-Jovellanos en el marco de la remodelación del conjunto ferroviario de esta ciudad asturiana, donde estaba varada desde el año 1994, ha forzado el momento del traslado definitivo a las vías del museo.

La locomotora "Renfe 7747" fue cedida en 1994 por Renfe al Ayuntamiento de Gijón, a través de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, en el marco de los convenios suscritos en su día por las tres entidades para dotación de colección del Museo del Ferrocarril de Asturias

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 Vías donde estaba estacionada esta histórica locomotora hasta su traslado.

La unidad, que había sido retirada de servicio poco antes, fue entregada finalmente gracias también a los buenos oficios de ferroviarios de Renfe y de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de León que contribuyeron a la selección, acondicionamiento inicial y traslado de la máquina a Gijón, a donde llegó el 31 de diciembre de 1994.

Quedó estacionada en una de las vías de la estación de Gijón-Jovellanos, donde con la colaboración de los Amigos del Ferrocarril de Gijón se mantuvo operativa durante un tiempo subiendo pantógrafos con regularidad. Posteriormente, al ser traslada a una vía sin catenaria, quedó definitivamente sin tensión.

Como por razones operativas no era posible efectuar tareas de mantenimiento exterior, ni resultaba factible su traslado a otra localización por vía, su aspecto estético se fue deteriorando. Sí que se puede asegurar, sin embargo, que a pesar de las apariencias, no padeció patologías de importancia, reduciéndose éstas a la pintura exterior, desperfectos localizados por corrosión que afectan a zonas específicas.

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 Levante de la locomotora, ya sin bogíes

De esta manera, la locomotora está prácticamente completa en todos sus elementos, interiores y exteriores, gracias a que, en estos ya casi diecisiete años en Gijón, siempre se ha custodiado de la mejor manera posible dadas las circunstancias, estacionada en una vía ubicada en las inmediaciones de la Comisaría de la Policía Nacional Gijón, que permitió su vigilancia.

La operación del traslado

Una vez desafectada la estación de Jovellanos y levantada la catenaria de misma como consecuencia del plan de vía que se ejecuta en la cuidad, a lo largo de los últimos días de mayo de 2011 el equipo técnico del Museo de Gijón pudo efectuar un cuidadoso desmontaje de los elementos que unían los bogíes con la caja, desembornando todo el cableado, soltando mangas de aire, bulones, pasadores, etcétera, de tal manera que todo pudiera volver a ser montado de nuevo sin problema alguno. 

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 Los bogies esperan en Jovellanos su traslado a museo

El pasado miércoles día 1 de junio, por medio de grúas de remolque, y previa preparación de unos acceso específicos para ellas sobre las vías ya fuera de servicio, gracias a la colaboración de las entidades que se encargan del derribo de la estación de Gijón-Jovellanos, se desplazó la locomotora de la vía del autoexpreso a la vía del muelle, donde se había previsto su carga.

El día 2 se procedió al desmontaje de la locomotora en tres partes (caja y dos bogíes) para que su traslado fuera factible, ya que el gran peso de la unidad, (122 toneladas) impedía su transporte de una pieza por carretera y el Museo de Asturias carece de conexión ferroviaria. Aún así, ha habido que emplear un remolque especial con ruedas dirigibles, dos góndolas para los bogíes, dos camiones de apoyo para estrobos, contrapesos y balancines y, finalmente, una grúa pesada apta para carga de trecientas toneladas, en una operación que precisó una cuidadosa logística.

El día 3, finalmente, ha quedado estacionada en la vía II del taller de  restauración del Museo para efectuar lo antes posible los primeros trabajos de saneamiento exterior y protección pasiva, previos a su restauración y posterior exposición para que esta verdadera joya de nuestro ferrocarril podrá ser disfrutada exterior e interiormente por quien se acerque al Museo del Ferrocarril de Asturias.

Aunque está pendiente de efectuarse la ficha de restauración definitiva, como primera opción se baraja la de recuperar el último aspecto de la máquina, es decir, verde con raya amarilla, entre otras cosas, porque esta librea, aun siendo crepuscular, resulta también muy representativa de una época del ferrocarril español y de esta serie en particular.

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 Entrada de la máquina al museo

 Acople final de la locomotora sobre sus bogíes, ya en las vías del Museo del Ferrocarril de Asturias

Las inglesas

Fabricadas por English Electric y Vulcan Foundry, fueron conocidas popularmente como las inglesas y las 75 unidades que compusieron la serie fueron entregadas a Renfe entre los años 1952 y 1959. Con su librea verde y esa imagen aerodinámica tan propia del moderno ferrocarril de la década de los 50, fueron un contrapunto a la legión de locomotoras de vapor que por entonces rodaban por la red española. Su principal destino fue, en primer lugar, atender las demandas de tracción en las fuerte rampas electrificadas a 3.000 Vde la cordillera cantábrica, siendo protagonistas así, entre otros pasos, de la superación de los puertos de Pajares, Pozazal o las rampas de La Granja. Son locomotoras tipo Co’Co’ con una potencia de 2.208 KW y que tenían seis motores de tracción y un peso total de 120 toneladas, con una velocidad máxima de 110 km/h. Su color verde y su alargado morro fueron la estampa habitual bajo las catenarias cantábricas hasta su retirada en los años ochenta. Actualmente, además de esta locomotora preservada en Gijón, hay otras cuatro locomotoras preservadas. Tres de ellas están aún en orden de marcha, una custodiada por la Asociación Leonesa de Amigos del Ferrocarril, la 277-066, otra por la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y los Tranvías, la 277-002, y otra por el Museo del Ferrocarril de Galicia, en Monforte de Lemos, la 277-022. Otra más, la 277-006 también se conserva en Monforte pero no operativa.