Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com Bruselas-Malinas, 175 años de la primera línea de ferrocarril en la Europa continental

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Apuntes para una historia del ferrocarril en Bélgica

El 5 de mayo de 1835 se inauguró en presencia del rey Leopoldo I la línea Bruselas-Malinas, la primera del continente europeo, con la circulación de un tren de treinta coches que transportó a un total de novecientos invitados.


Bruselas-Malinas, 175 años de la primera línea de ferrocarril en la Europa continental
 
 
 

(26/07/2010) En mayo de 1830 ya había entrado en servicio una línea minera de vía estrecha y tracción de sangre que enlazaba los yacimientos de Grand-Hornu con el canal de Mons en Condé, en el que las vagonetas circulaban arrastradas por caballerizas. Una revuelta de los carreteros a los que ese primitivo ferrocarril dejaba sin trabajo, acabó con la líea que posteriormente fue reconstruida.

Pero fue desde la independencia del país en 1831, después de siglos de dominio de españoles, franceses y holandeses, cuando las autoridades belgas dehicieron del ferrocarril un objetivo prioritario.

A pesar de los complejos debates sobre su necesidad y oportunidad, la ley de creación de la red ferroviaria se aprobó el 1 de mayo de 1834 contemplando ya un buen número de proyectos que sumaban 380 kilómetros de líneas.

 

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Comienzos y expansión 

vspace=10Un año más tarde, el 5 de mayo de 1835, el rey Leopoldo I inauguraba la primera línea con un viaje Bruselas-Malinas. Ésta ciudad se convirtió en el centro de una infraestructura que se extendió con rapidez, convirtiendo al ferrocarril en el primer medio de transporte belga y en el principal apoyo del desarrollo industrial del país.

La construcción de nuevas líneas y su explotación corrió a cargo, en gran parte, de compañías privadas pero también el estado belga afrontó algunos proyectos. En 1870, la red ferroviaria belga contaba con 2.231 kilómetros de vías explotadas por 39 empresas privadas, mientras que el estado explotaba otros 863 kilómetros.


La SNCB 

vspace=10Desde el comienzo del siglo XX, el estado belga se aplica, por razones económicas y estratégicas, al rescate de de las líneas existentes en manos privadas, En 1912 se trabaja en un plan para crear una gran empresa autónoma, en un momento en el que la red del estado contaba con 4.786 kilómetros de vías y sólo quedaban otros 275 en manos de empresas privadas.

La Primera Guerra Mundial dejó un panorama ferroviario desolador. Más de 2.100 ferroviarios muertos, una cuarta parte de la red destruida y un parque de material rodante diezmado.

En 1926, el estado creó la Sociedad Nacional de los Ferrocarriles Belgas (SNCB) adjudicándole el derecho de explotación de la red por 75 años. El proceso de nacionalización de todas las líneas no terminaría hasta 1958. En ese momento contaba con cerca de 120.000 empleados, 4.800 kilómetros de vías y 1.368 estaciones y apeaderos.

Electrificación 

vspace=10A partir de 1930, la SNCB afrontó la electrificación de su red y coincidiendo con el centenario de la primera línea, el 5 de mayo 1935, se inauguró la primera línea electrificada enlazando Bruselas-Norte con Amberes-Central.

Antes, en 1930, Bélgica había visto circular por sus vías la primera locomotora diésel y en 1939 registró el record de velocidad de vapor de 165 km/h, obtenido por una locomotora Atlantic de fabricación belga. La tracción vapor desapareció en Bélgica en 1966, cinco años después de que lo hicieran los coches de madera.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción de la red era más urgente que la electrificación que se había parado en el enlace Norte-Sur. Esa línea, la artería principal de la red belga, sería finalmente electrificada y dotada de seis vías en 1952.

En los años sesenta del pasado siglo la competencia del automóvil fue dura y en 1963 el ferrocarril belga registró los peores resultados de su historia. A ello se añadiría en la siguiente década la crisis económica que redujo las inversiones ferroviarias hasta muy entrados los años ochenta.

vspace=10Pero el proceso de congestión creciente de la carretera, permitió que en 1989, la SNCB lanzase un plan de modernización de líneas y de implantación de una red de alta velocidad.

Hoy

En la actualidad la red belga, una de las más densas de Europa, cuenta con 3.578 kilómetros de líneas, 2.989 de ellos electrificados y otros 314 con parámetros de alta velocidad que enlazan todas sus fronteras.

Actualmente, el gestor de infraestructuras, Infrabel, y la SNCB trabajan en el enlace norte-sur de Amberes, la construcción de la línea Diabolo, la red Express Regional y en la modernización de la línea Bruselas-Luxemburgo.