Cookie Consent by FreePrivacyPolicy.com La divertida historia paralela de la recuperación de películas en la Filmoteca Española

Actividades de la Fundación:  Noticia de actualidad



A lo largo de tantos años de búsqueda y recuperación patrimoniales de la Filmoteca Española, se han ido sumando multitud de anécdotas que formarían una historia paralela, una “intrahistoria” casi tan curiosa como las propias películas.


(31/07/2015)  

Paradigmáticos serían los casos de las dos versiones de “Raza”, finalmente recuperadas, y que variaron según basculaba la situación de un bando a otro durante la Segunda Guerra Mundial (*) los larguísimos años de negociaciones que costó recuperar la primera película sonora española, “El misterio de la puerta del Sol”.

   
 "Raza". 1941. Dirigida por José Luis Sáenz de Heredia.  Imágen de “Raza”

Como muestra del anecdotario un par de botones. Recuerdo el día que aparecimos en un local abandonado del madrileño barrio de Usera. Nada más abrir el portón, una vecina exclamó: “por fin se van a llevar esto de aquí… ¡qué alegría!, ya estamos hartos de ver a las ratas corretear por la escalera”. No era de extrañar la algazara vecinal: el decorado que nos aparecía era propio de un clásico de terror: telarañas colgando hasta el suelo, latas y latas por doquier (hasta la tercera jornada de trabajo no conseguimos llegar al final de la nave), estufas de gas roñosas, perfiles de estantería sueltos, lámparas rotas, sacos podridos, papeles pegados, carteles mohosos, cristales por el suelo, cadáveres momificados de ratas. Ni con mono y guantes salía uno inmaculado de aquello. Pero entre muchos otros tesoros fílmicos, encontramos hasta una película mexicana perdida.

“El misterio de la Puerta del Sol”

Cartel de la película “Rojo y negro” 

Imagen de un fotograma de ”Rojo y Negro” 

 

Tampoco podré olvidar la recuperación de “Rojo y negro”, una obra no solo censurada sino maldita. Fue tal la inquina contra ésta película promovida por parte del Régimen (humanizaba a los enemigos e inspiraba una posible reconciliación entre vencedores y vencidos), que la Jerarquía dio orden expresa de destrucción de copias y negativos.

Pues bien, una mañana, al vaciar Cepicsa, cerca de Callao, estábamos Paco bajando latas de las estanterías, Ramón Rubio, el jefe del Departamento de Recuperación, anotando títulos y yo metiendo envases en sacas o cajas. En estas que Paco lee “Rojo y negro”. Yo miré arriba un poco incrédulo, extrañado. Ramón, con los ojos tan abiertos que se le salían de las órbitas, preguntó: “¿Qué has dicho?”. “Rojo y negro; eso pone aquí”. “Baja inmediatamente”. Paco baja las latas, nos arremolinamos los tres y releemos las etiquetas. Diez veces. Veinte veces. Ramón, aún sorprendido, separa la primera lata, la abre, despliega con cuidado la bobina, busca la cabecera de principio y lee: “Rojo y negro”. “¿Os habéis dado cuenta de lo que hemos encontrado?”. Nos miramos. Dentro de nuestra faena, hemos llegado a la Luna. Evidentemente, alguien, jugándose el pescuezo en su momento, ha salvado de la hoguera un duplicado de “Rojo y negro”. Y nosotros, afortunados mortales, muchos años más tarde lo hemos reencontrado.

Aquel almacén aún guardaba más alegrías: aparecieron otras cinco películas de los años 40. Entre ellas “Correo de Indias”, hasta entonces también perdida. Con un regalo añadido: junto a las latas también estaba la maqueta del barco protagonista.

               Programa de mano de “Correo de Indias”                                                                                       El barco de “Correo de Indias”                

 Afortunadamente no dejan de aparecer “nuevas” maravillas, como los noticiarios “Revista Studio Film” de los años 10, o “Amores de juventud”, la última película rodada durante la Guerra Civil.

 

 Fotograma del inicio de la cabecera: “Amores de Juventud”

 

De “Amores de juventud” recuerdo la excitación que nos produjo ver llegar a Ramón con las latas de las dos copias conservadas.

 

 

Me acuerdo de nuestra decepción al darnos cuenta de que a la primera le faltaba un rollo y a la segunda también. Pero la alegría que tuvimos al comprobar que el rollo que faltaba en una copia estaba en la otra y viceversa, no se nos olvidará nunca. Ni la curiosidad malsana con que abrimos el sobre conteniendo las instrucciones de censura.

En nuestro despacho Sonia, Blanca, Encarni y yo, junto a Ramón, comenzamos a ordenar las latas en el suelo, Sonia, Ramón, Blanca, Encarni y un servidor. Se nos nota la satisfacción por el hallazgo para comprobar si estaban completas

 

 

 

 

 

  

 Certificado de Censura, 10-1-1941.

 
Esta película se ha preservado gracias a que Amelia, la hija del productor, guardaba las latas desde los años 30 en una casa de la Sierra del Guadarrama, donde el clima fresco y seco ayudó a su conservación. De las dos copias recuperadas una estaba bastante “usada” y la otra más intacta. Pero entre las dos se pudo recuperar la película y “reestrenarla” recientemente en el Doré.

Podría contar mil y una peripecias más: Por ejemplo cómo fue el primer contacto de Daniel Pérez, hoy se encargado de controlar las entradas al almacén y de proyectar en nuestra pequeña sala. Daniel era estudiante de la Escuela de Cine e iba a ella con coche. Un buen día, aparece por allí un señor con cara de preocupación. Era Ramón, que necesitaba urgentemente acercar unas películas a Chamartín. Preguntó a Daniel si él le podría llevar, éste accedió y… con su hermano Luis se terminaron convirtiendo en los transportista “oficiosos” de Filmoteca. Con el tiempo Luis dejó paso a otro hermano, Domingo (hoy trabajando en el departamento digital), y ambos pasaron a formar parte de la “plantilla” de Filmoteca Española. Que cobraba, si es que había, de los réditos de la taquilla del cine.

Años 70: Ramón y Daniel en su ambiente, rodeados de latas.

Las anécdotas referidas a las películas ferroviarias quedan para la segunda parte de éste artículo); pero, en realidad todo se resumiría así: estamos orgullosos de haber recogido películas de sótanos, cuevas y catacumbas, altillos, áticos y buhardillas, pisos desiertos, casas abandonadas y chalets olvidados, cocidos de calor en julio subiendo y bajando escaleras o pelados de frío en febrero sacando latas por una ventana bajo la nieve.

No contuvimos las ganas de hacerle a Ramón alguna fotografía con un sombrero a lo “Indiana Jones”, como ésta mientras desplegaba el primer rollo. Pero es que de verdad es nuestro “Indi”.

Ramón abre la lata del primer rollo.. Y con Sonia comienza a revisar el material.
 Ramón y su equipo en la calle de La Unión, recogiendo el legado de Basilio Martín Patino.
   

 Aunque pudiera parecer otra cosa, preservar el cine no es siempre un trabajo intelectual…

 
Ramón y su equipo en la calle de La Unión,
recogiendo el legado de Basilio Martín Patino.

 

 

Claqueta de una película de Patino.                                                                                                                     Almacenes CCR                                  
 

 Hemos cargado más camiones que un estibador, y más furgonetas que un chatarrero. Siempre llenos de polvo, pelusa, moho, excrementos de vertebrados e invertebrados, regados por agua herrumbrosa o sin aguamanil donde lavarnos, con las manos mugrientas, la frente sucia y el pelo empolvado. Pero… “sarna con gusto no pica”.

 
Cámara bufa (aislamiento respecto al terreno)
Maquinaria de climatización
Alfonso del Amo explicando las características
de la climatización del nuevo edificio.

 

 
Lourdes en su despacho de visionado
Control de almacén, al cargo de Ana
Mis compañeros Aurora, Encarni, Araceli y Jorge en el Servicio de Documentación

 

 

 
Ramón y un servidor con Santi, María, Pilar y Ramón Fontecha, algunos de nuestros estudiantes
Nuestra pequeña sala de proyecciones

 

Evidentemente este trabajo, tan entusiasta como exhaustivo, creó con el tiempo otro problema: el espacio. ¿Donde albergar tanto material acumulado? Durante años y años, con un patrimonio creciente, se apañó como se pudo. El fondo andaba repartido por media Comunidad de Madrid entre almacenes propios y ajenos. Tras un empeño de muchos años, y especialmente gracias a la perseverancia de Alfonso del Amo (**) como promotor y José María Prado desde la dirección, en 2014 se abría el Centro de Conservación y Restauración de Filmoteca Española.

(*) Basada en una novela de Franco, los “malos” son los yanquis en la primera versión, cuando el triunfo de las fuerzas del Eje parecía inminente. En la segunda no tanto…

(**) Alfonso del Amo, mi jefe durante muchos e inolvidables años, es un hombre cultísimo, codiseñador del nuevo edificio, catalogador del cine de la Guerra Civil, puntal de la comisión de preservación de la FIAF (Federación Internacional de Filmotecas), autor de varios libros técnicos sobre este tema que son referencias internacionales, recientemente distinguido con la Medalla de Oro de las Bellas Artes … y que ahora disfruta de su jubilación escribiendo sobre filosofía.

 

Mariano Gómez Parrondo.
Departamento de Investigación.
Filmoteca Española.